Llega el día anhelado para Uruguay, se unen para celebrar la Santa Convocación

12 de marzo 2025

El 9 de marzo de 2025, un día anhelado y determinado para la realización de la celebración de Santa Cena, en el templo ubicado en la ciudad de Montevideo en la República Oriental del Uruguay, lugar en el que los creyentes asistieron con gran regocijo y envueltos en un ambiente de sublime espiritualidad, dieron inicio a la solemne ceremonia de Santa Cena.

Los coros elevaban sus cantos de hermosas alabanzas alusivas mientras los fieles, sin cesar, glorificaban al Creador durante el Servicio de alabanzas a Dios; la mesa especial estaba preparada con el pan y vino (jugo de uva) dispuestas para la repartición. 

Al llegar el momento en que el emisario apostólico orara para bendecir el pan y el vino, los diáconos se distribuyeron para iniciar la repartición con el propósito de recorrer todos los lugares, así como los atrios del recinto entre todos los ahí reunidos. Cuando los diáconos se acercaban a los asistentes pronunciaban las gloriosas palabras del Señor Jesucristo.

“Tomad, comed; esto es mi cuerpo”, al repartir el pan, y “…esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada”.

Al compartir el vino; ambos símbolos de la comunión y renovación del pacto eterno, para esperanza de resurrección y vida eterna. Una vez que todos participaron, continuaron dando glorias a Dios, reafirmando los lazos de amor fraternal en plena comunión espiritual. Antes de concluir la ceremonia, un ministro recitó el pasaje bíblico de Juan 17, el cual, se escuchó con gran devoción recordando aquellas sublimes palabras del Señor Jesús:

“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.”

Al término de la reunión, los cantos corales adornaron la conclusión del magno evento y los asistentes se despidieron entre lágrimas de alegría y abrazos de amor fraternal manifestando la firme promesa de continuar guardando los principios y valores cristianos, siendo luz para el mundo, así como el firme compromiso de difundir el mensaje de salvación espiritual. Finalmente, los asistentes se unieron en una profunda oración para agradecer a Dios manifestando su profunda gratitud por todas las bendiciones recibidas.

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