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La iglesia de Bolivia se une a la celebración la Santa Cena del señor

20 de febrero 2025

Desde las regiones de Cobija hasta el extremo de Villazón y de La Paz y Santa Cruz, así como de cada uno de los nueve departamentos del Estado Plurinacional de Bolivia, los miembros de la Luz del Mundo emprendieron un viaje lleno de esperanza y devoción espiritual: Habiendo conformado múltiples delegaciones provenientes de cada extremo del país y guiados por el sonido de la hermosa trompeta espiritual que anunciaba Santa Convocación, arribaron a la ciudad de Cochabamba para celebrar la Santa Cena, memorial sagrado establecido hace siglos por el Señor Jesucristo, quién manifestó el glorioso mandato.

“Haced esto en memoria de mí.” 

Los asistentes se reunieron los días 14, 15 y 16 de febrero en la ciudad de Cochabamba. Dieron inicio a la celebración el día 14 en punto de las 10:00 de la mañana, con una ceremonia de bienvenida para las delegaciones de cada Iglesia y misión provenientes de los departamentos del Estado de Bolivia.

Las delegaciones portaban hermosos banderines adornados con la leyenda del lugar de procedencia y al sonido y estruendo espiritual de las voces corales que entonaban la alabanza “La fiesta más grande de toda la tierra”, se les invitaba a ingresar a la casa de oración.

Una vez dentro del recinto todos los asistentes fueron invitados por el ministro que presidía para entonar el canto, “Nos volvemos a ver”, entre tanto cantaban la alabanza, volteaban cada uno a sus lados para abrazarse expresando las palabras: “bienvenido seas hermano, bienvenida seas hermana”, y derramando lágrimas por la dicha de reencontrarse, daban glorias a Dios por haber sido invitados al glorioso banquete espiritual.

Durante los días dedicados a la celebración se impartieron estudios bíblicos enfocados a la importancia de recordar el memorial sagrado de la vida, pasión, muerte y resurrección del Señor Jesucristo, así como de la continua preparación espiritual para el momento de la participación del pan y del vino en la ceremonia especial de Santa Cena.

Los temas impartidos contemplaron contenidos relativos al trabajo espiritual de evangelización universal, la oración, la instrucción a los hijos, la importancia de la familia y el servicio a Dios.

Todas las reuniones estuvieron pletóricas de asistentes quienes disfrutaban de la enseñanza impartida por los ministros designados por el Apóstol de Jesucristo, para la enseñanza de la Iglesia. Llegó el día 16 de febrero de 2025, día anhelado y determinado para la magna celebración de Santa Cena, envueltos en un ambiente de sublime espiritualidad, los delegados de los nueve departamentos de Bolivia, se reunieron para dar inicio a la ceremonia de Santa Cena.

Los coros elevaban sus cantos de Gloria a Dios y alabanzas a Jesucristo, mientras los fieles, sin cesar, glorificaban al Creador; la mesa especial estaba preparada con el pan de bendición y las estaciones de vino (jugo de uva) dispuesto para la repartición a todos los asistentes, solo se esperaba el momento sublime, en que el emisario Apostólico orara para bendecir el pan y el vino. Los diáconos con gran solemnidad esperaron el momento para iniciar la repartición correspondiente y una vez bendecido el pan y el vino respectivamente, comenzaron a recorrer los espacios del recinto donde se encontraban los asistentes pronunciando las gloriosas palabras del Señor Jesucristo.

“Tomad, comed; esto es mi cuerpo”, al repartir el pan, y “…esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada”.

Al compartir el vino; ambos símbolos de la comunión y renovación del pacto eterno, en esperanza de resurrección y vida eterna. Una vez que todos participaron de la bendición, como un solo cuerpo, unidos en regocijo y alabanzas continuaban dando gloria a Dios reafirmando los lazos de amor fraternal y la esperanza de vida sempiterna.

La Iglesia del Señor Jesucristo, plena de bendición y armonía fraternal durante la Santa Convocación y fortalecida espiritualmente en la comunión de la Santa Cena, llegó al último momento de la hermosa reunión, con un abrazo de despedida y la firme promesa de continuar siendo luz y con el firme compromiso de difundir el mensaje de salvación espiritual, se despidieron entre lágrimas de alegría y abrazos de amor fraternal. Unidos en una profunda oración dieron gracias a Dios, confiando en su poder y bendición como provisión espiritual para regresar a sus lugares de origen.

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